El marco legal argentino ofrece incentivos significativos para empresas del sector tecnológico a través de la Ley de Economía del Conocimiento, que reduce significativamente la carga impositiva y fomenta la inversión en I+D.
Argentina cuenta con una de las tasas más altas de educación universitaria en Latinoamérica, generando un flujo constante de talento en áreas STEM. Este capital humano representa el verdadero valor de las empresas tecnológicas locales.
Mi estrategia de inversión se centra en identificar aquellas compañías que mejor aprovechan este talento, priorizando equipos con experiencia internacional y capacidad de escalamiento global.
La inversión en tecnología argentina ofrece una excelente oportunidad de diversificación para portfolios internacionales, especialmente en momentos de volatilidad en mercados tradicionales.
Las exportaciones del sector tecnológico argentino han mostrado un crecimiento sostenido, contribuyendo significativamente a la estabilización de la balanza comercial del país y generando un flujo constante de divisas que fortalece la economía local.
Desarrollo un estudio detallado de subsectores tecnológicos como fintech, healthtech y agtech, identificando tendencias emergentes antes de que se vuelvan evidentes para el mercado general.
Priorizo compañías con equipos fundadores sólidos, experiencia internacional y capacidad demostrada para atraer y retener talento tecnológico de alto nivel en un mercado competitivo.
Busco empresas con modelos de negocio escalables internacionalmente, que aprovechan la ventaja competitiva de Argentina en servicios tecnológicos para mercados globales.
Desarrollo estrategias específicas para mitigar los riesgos inherentes a la economía argentina, incluyendo estructuras de inversión que protegen el capital en múltiples escenarios económicos.